obre la vida en comunidad
Leemos en las Sagradas
Escrituras: Dividebatur
singulis prout cuique opus erat. Que
significa que a cada uno le será dado según su necesidad. Por esta razón nosotros decimos que ninguno estará
por encima de los otros, sino que todos cuidaran de los enfermos para un
perfecta comunidad de hermanos; y aquél que esté menos enfermo dará gracias a Dios y no se preocupará; y permitirá que aquel que
esté peor se humille mediante su debilidad y no se enorgullezca por la piedad, de
este modo todos los miembros vivirán en paz.
Y prohibimos a todos que abracen la excesiva
abstinencia; si no que firmemente mantengan la vida en comunidad. Recordemos que vivir en comunidad es una forma de
vida religiosa, existen muchas maneras de vivirlas y ella representa la
consagración total de los hermanos, manifiesta el desposorio admirable
establecido por Dios en la Iglesia, signo de la vida futura. De este modo el Templario
consuma la plena donación de sí mismo como sacrificio ofrecido a Dios, por el que toda su existencia se hace culto
continuo a Dios en la caridad.
La Orden de los
Pobres Caballeros
de Cristo, es una asociación en la que los
miembros, según el derecho propio, emiten votos públicos en su investidura que
deben renovarse y de esta manera formar una comunidad de hermanos, tanto en sus
casa familiares (conventos familiares) como en la comunidad capitular u otra
forma de vida comunitaria. Canon 607.
Los hermanos podrán vivir en sus casas
particulares con sus familias, pero también se les recomienda vivir en
comunidades abiertas, en donde los casados vivirán en sus casas de esa
comunidad, los solteros y célibes en
otras, los sacerdotes en otras o en habitaciones, según las circunstancias.
Cada dos días semanales se
compartirá en la sala común la comida el que pueda y las oraciones de laúdes y
vísperas se realizaran en común en el oratorio.
Se respetara la vida individual de cada quien pero
manteniendo un mínimo de comunidad o de vida en común.
La casa se denominara casa templaría o Aldeas templarías.
La casa principal se denominara Casa Principal
o Fortaleza Templaría.
Guarde cada uno su puesto en la casa del temple
según su antigüedad en la vida en comunidad, o de acuerdo al mérito de su vida,
o según lo disponga el superior (Comendador,
Priores y el Maestre). Éste no
debe perturbar la comunidad que le ha sido confiada, disponiendo algo
injustamente, como si tuviera un poder arbitrario, sino que debe pensar siempre que ha de rendir
cuenta a Dios de todos sus juicios y
acciones.
Por lo tanto, mantengan el orden en la comunidad,
el cual se haya dispuesto, o el que
tengan los mismos hermanos, para acercarse a la paz y a la comunión, para
entonar salmos, y para colocarse en el coro y trabajar juntos por Dios.
En ningún
lugar, absolutamente, sea la edad la que determine el orden o dé preeminencia,
porque Samuel y Daniel
siendo niños, juzgaron a los ancianos. Así, excepto los que, como dijimos, el superior haya
promovido por motivos superiores, o degradado por alguna causa, todos los demás
guarden el orden de su ingreso a la vida de la casa del temple. Por
ejemplo, el que llegó a la comunidad a la segunda hora del día, sepa que es
menor que el que llegó a la primera, cualquiera sea su edad o dignidad. Pero con los niños, mantengan toda la disciplina
en todas las cosas.
Los jóvenes escuderos de la casa del Temple honren a sus mayores, y los mayores amen a
los más jóvenes. Al dirigirse a alguien, nadie llame a otro por su solo nombre,
sino que los mayores digan "hermanos" a los más jóvenes, y los
jóvenes díganles "hermanos" a sus mayores, que es expresión que
denota reverencia fraternal.
El Comendador, o el Prior de la casa del Temple,
puesto que se considera que hace las veces de Cristo,
llámeselo "hermano Mayor" y "Comendador o Prior",
no para que se engría, sino por el honor y el amor de Cristo. Por eso
piense en esto, y muéstrese digno de tal honor.
Dondequiera que se encuentren los hermanos,
el menor pida la bendición al mayor. Al
pasar un mayor, levántese el más joven y cédale el asiento, sin atreverse a
sentarse junto a él, si su anciano no se lo manda, cumpliendo así lo que está escrito: "Adelántense para honrarse unos a otros".
Los niños y los adolescentes de la casa del temple
o sea los escuderitos y escuderos guarden sus puestos ordenadamente en el
oratorio y en la mesa. Fuera de allí y dondequiera que sea, estén sujetos
a vigilancia y a disciplina, hasta que lleguen a la edad de la reflexión y
pasen a ser novicios/sargentos.
(XXXIV)
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